El tipo de trabajo que algunas de las radios internacionales realiza podría ser calificado de paternalistas o proteccionistas. El ocuparse de temas que son ajenos a sus propios contextos políticos y sociales e intentar generar opinión sobre temas locales de otros países, el querer convertirse en ejemplos de libertad de expresión, el ocuparse casi a título personal de las agendas olvidadas o menospreciadas de algunos países de América Latina u otras regiones menos desarrolladas, puede ser una clara señal de esta apreciación.
Durante años muchos de los países en estas regiones menos desarrolladas, en efecto han adolecido de medios de comunicación locales que aborden temas “complicados”, a riesgo de colocar en juego la vida de los periodistas y comunicadores. Cuando lo hacen el periodista es en el mejor de los casos amenazado. La existencia de un agente externo como observador y realizador de informaciones se presentaba como una buena opción para incidir sobre la opinión pública local. Pero no todo era llenar vacíos de las agendas locales en temas de difícil tratamiento debido a la situación política con respecto a la libertad de expresión, por ejemplo. También la elaboración de contenidos culturales, con otros formatos, tratamientos y duraciones sin el afán comercial, le daba el toque particular a las emisiones internacionales de radio. No todas las emisiones estaban elaboradas bajo una óptica paternalista y desde luego este paternalismo variaba ampliamente de una emisora a otra.
Muchos de los países de América Latina han alcanzo la posibilidad de elaborar productos audiovisuales con la posibilidad de incidencia e impacto similar o superior al que podrían tener, por ejemplo, las emisiones internacionales de una Radio Nederland. Esto no significa que un trabajo conjunto pudiera aún ser de gran ayuda; una producción, visión o análisis exterior puede seguir siendo significativo, al tiempo que los organismos de los estados y medios de comunicación locales deben tomar el relevo de estas agendas olvidadas o menospreciadas. Muchos ya estaríamos en capacidad de hacerlo. Colombia desde su emisora pública podría hacerlo, las estaciones de radio de las universidades públicas o privadas, de hecho lo hacen sin restricciones.
Así si bien podemos pensar que hay algo de ese proteccionismo, también podemos darnos cuenta que puede surgir un empoderamiento que lleve a la madurez de estos medios, política y culturalmente.
En el caso de las democracias en América Latina, ellas deben aprender a tomar ya su rol en los medios de comunicación, que deben ser más maduros y responsables. Condiciones que sin embargo no alcanzan a darse pues existe en algunos casos el temor, la falta de interés o tributo a estereotipos variados.
Nostalgias
La desaparición de la radio internacional y particularmente por la onda corta, significa para muchos de nosotros el surgimiento de una gran nostalgia por como sonaban esas emisiones. Desde el desvanecimiento de la señal, desde el ser colombiano y escuchar un acento argentino en una emisora francesa, o el ser mexicano y escuchar una voz colombiana en una estación holandesa, hasta el tratamiento entre amable y serio y el profundo respeto por el oyente, muchas veces ausente en las radios locales. Todos estos factores ayudaron a construir un mito positivo. El mensaje que viene de afuera en un mundo que aún no estaba globalizado por la tecnología le imprimía a los programas de radio un aire especial. Cuando la tecnología cambia el fondo del contexto, la figura de la radio internacional se desdibuja y tanto para oyentes como para productores debilita la sensación de importancia, prestigio o incidencia que podría tener una serie de programas de radio.
La nostalgia también apunta al deseo de sentirnos protegidos con la información, por un ente exterior que podría percibirse como superior. En este sentido también hace parte de una infancia que sentimos podemos perder.
Esas nostalgias también están alimentadas por símbolos, estandartes, blasones, himnos, señales de intervalos que transmitían ideas de nacionalismos con los cuales se alimentaba una sensación de globalidad que el receptor construía en su propia casa, en su escucha individual. La desaparición de la onda corta significa entonces también la desaparición de todos estos semioelementos metacomunicativos que acompañaban los contenidos de las radios internacionales.
Los formatos
Muchos de los formatos radiofónicos de las estaciones de radio internacional son clásicos, algunos tremendamente clásicos, otros más contemporáneos. Parte del sello de identidad de estas emisoras en los últimos años fue el hecho que siguieron conservando estos formatos y tratamientos, su cambio, con relación a otras emisoras públicas o comerciales fue mucho menos acelerado. Algunas se quedaron literalmente en los años 50. Lo positivo de este tipo de identidad es que las diferenciaba sonoramente y les dio la posibilidad de profundizar sobre los temas ya que no se plegaban a la aceleración del mundo propuesto por la televisión, la Internet o las emisoras contemporáneas.
Sin duda una permanecía futura de la radio internacional deberá explorar formatos mucho más dinámicos, deberá estudiar las tendencias de los jóvenes en cuanto a gustos por el tratamiento de los temas, sin perder profundidad, objetividad y respeto por los oyentes, logrando mayor impacto e incidencia para un cambio de conciencia. Algunas de las estaciones de radio internacional que aún están en el éter, no han experimentado con estos cambios urgentes en la producción.
La Radio Por si misma
Desde la aparición de la Videosfera, como diría Régis Debray, la sociedad occidental y cercana a occidente es ya tremendamente visual, con todas las implicaciones positivas o negativas que ella pueda tener. Lo cierto es que buena parte de la atención esta en la imagen. Si bien el hombre se cohesiona grupalmente por medio del sonido del cuerno, como lo dice McLuhan y se siente identificado en tanto que grupo por los sonidos o por los géneros musicales, por ejemplo, no podemos desconocer el poder de lo audiovisual para generar impactos.
Para escuchar radio no necesito mas que un sentido, puedo realizar otras actividades. Pero podría pensarse en un trabajo combinado entre la radio y lo audiovisual. De hecho muchas estaciones de radio internacional ya lo vienen haciendo en la red, como Radio Nederland, Radio Canadá con sus proyectos especiales, o la DW de Alemania que prefirió cerrar totalmente su servicio de radio para aumentar de manera importante la producción en televisión para América Latina.
Las temáticas
Las temáticas de las radios internacionales son de muchos tipos. Alguna le apuntan a temas casi exclusivamente locales, de los países donde se origina la emisión. En ese sentido el propósito de la emisora es divulgar la cultura nacional más allá de sus fronteras. Otras combinan por ejemplo esta difusión de la cultura nacional con los elementos culturales de otros países o regiones y que por algún motivo son protagonistas en el país origen de la emisión de radio, con lo que el “efecto internacional” de la radio se evidencia. Otras se ocupan más de temas de afuera de sus fronteras, mientras que los temas locales, sobre todo de incidentes y aspectos novelescos de la sociedad, la política o de la cultura nacional, quedan por fuera de los contenidos y temáticas. Esta es otra manera de percibir lo internacional en la radio. Sumado a todo lo anterior, tenemos una variable más que en algunos casos puede ser transversal y que tiene que ver con lo ideológico. Emisiones provenientes de países cabeza de ideologías no podrían menospreciar aún hoy en día el uso de la radio para estos fines. Pero incluso puede que eso cambie rápidamente en los próximos años.
Sin embargo el cierre de las estaciones de radio, independientemente de su propia concepción de radiodifusión internacional significa, como lo diría Marcurse, un cierre del universo del discurso. Diríamos más contemporáneamente, un cierre a las múltiples voces, a la circulación de variadas ideas, variadas formas de ver y percibir el mundo. Variadas formas de representarlo. Pero con los cierres Incluso no hablamos de una homogenización de los discursos sino de una desaparición total de estos…
Entonces si el papel queda en manos cada uno de los países menos desarrollados nos preguntaríamos: ¿Qué temáticas necesitamos en América Latina, qué temáticas quisiéramos escuchar? ¿Es hora que comencemos también a construir nuestras propias agendas en cuanto a las radio internacionales se refiere? lo que quizás siga haciendo falta, y no es poco, es el espacio, el medio de comunicación como tal para hacerlo.
La tecnología
Al parecer uno de los puntos centrales del debate frente a la desaparición de las radios internacionales es la tecnología. El paso de la onda corta a la Internet no significa, ni mucho menos, un relevo suficiente. La radio por Internet sólo comparte algunas de las características del medio radial. Si nos remitimos a lo que dice McLuhan sobre el poder de la comunicación sonora, una emisión de radio por Internet no representaría problema. Allí esta el producto radial, allí esta el sonido igual o mejor que por las ondas electromagnéticas, con posibilidad de ser reproducido varias veces, de ser grabado. Desde el punto de vista del productor de radio tampoco hay mayor conflicto. El producto realizado es en esencia el mismo, vaya a transmitirse por las ondas o por la red. La calidad de la información no se altera, el contenido esigual. El problema parece estar en el receptor. Si nos remitimos de nuevo al literato canadiense donde el medio es el mensaje, entendemos cómo el cambio de medio interfiere entonces con el mensaje. La pregunta, hablando en términos mediológicos sería: ¿qué le hace la Internet a la radio analógica, en qué la convierte, qué le quita y qué le suma?
Sólo unas cuantas pistas. Le quita el mito, le quita parte de su intimidad, la vuelve visual, la convierte en fragmento no en linealidad, le quita, por ahora movilidad, la hace más costosa, le quita almohadas, le suma cables.
Un relevo para la Onda Corta no se ha producido. El DRM no alcanzó a hacerlo y quizás ya no lo haga. Otras tecnologías en otros tiempos si lograron hacer un relevo sin traumatismos, dramas o nostalgias comparables. El paso del correo tradicional al e-mail, por ejemplo.
En el caso de los productores es mucho más importante el ser concientes de que el producto que se realiza es internacional. Los productores deben estar concientes y saber qué es la radio internacional y deberían conocer las incidencias culturales y técnicas de por ejemplo la onda corta. En muchas de las audiciones de varias estaciones uno pudo constatar que no siempre los productores tenían claras las características del medio para el que trabajaban, lo cual no deja de sorprender. También es claro que poco escuchaban a la competencia. En el caso de los periódicos, por ejemplo, los periodistas leen a “la competencia” no tanto para obtener chivas o fuentes, sino para conocer cómo es su trabajo, esto es de vital importancia para una autoevaluación y para un desarrollo global del mismo medio.
Las nuevas tecnologías nos proponen escuchar los contenidos de las radios internacionales por Internet o por los móviles como lo dice –Radio Francia pero la posibilidad de escucha por la red, debido a los costos, no está al alcance de todos. Sólo una población urbana, juvenil con un nivel medio alto económico tiene por ahora esa posibilidad.
Para algunos aún se requiere instrucción de cómo usar los dispositivos de escucha en vivo o descarga. Estas tecnologías aún no están tan a la mano. De estarlas podrían subsanar algo movilidad, pérdida inicial mencionada arriba.
Con todo, muchas de las estaciones de radio internacional no ofrecen este servio y muchas incluso no han dejado opción de producción radiofónica alguna. No Internet, no onda corta, no distribución en radios locales.
Los diexistas
A pesar que los diexistas han retroalimentado constantemente a las radio internacionales y han le han dado a las radios internacionales parte de su sentido por décadas, su número ha decrecido. El nivel de incidencia y de impacto sobre las poblaciones receptoras por medio de los diexistas es considerado bajo. Entre diexistas y oyentes de radio internacional hay coincidencias, pero de todas maneras se desconoce en cifras reales su cantidad. Muchos de estos oyentes de una “x” emisora internacional, lo son de otras varias también.
En las directivas de las emisoras se mide como incierta la incidencia y el impacto de la radio sobre un grupo de oyentes calificados como diexistas. Ellos no son necesariamente el público objetivo que se esperaría para lograr cambios sociales, culturales o políticos.
Lo cierto es que los impactos deben ser más masivos, la onda corta sin duda ya no alcanza a hacerlo. En un mundo globalizado por la tecnología, un ciudadano cualquiera por la red puede acceder a la información que desee. La vía es más sobre la búsqueda de información. Puede encender la televisión y allí la información le llega.
Entre la madurez de los medios locales y la presencia de las radios internacionales
La madurez de los medios significa no caer en juegos ideológicos o económicos…
La madurez de un medio o un nuevo medio local que supla las carencias que dejan las estaciones internacionales en su retirada podría tener estos lineamientos que propongo de manera rápida y que hablan más allá de las normas periodísticas y manuales de ética periodística en radio:
No ser cómplices en la construcción de falsas necesidades.
No esconder elementos, por el simple hecho que podrían ser perturbadores para la sociedad; decisiones bajo una ética periodística.
No ser cómplices en la construcción de opiniones públicas prediseñadas a fines.
Tratar de rescatar la opinión del ciudadano común, esto con la producción audiovisual y bajo una conducción profesional.
Promover acciones de libre acceso a la información, esto no sólo significa que tengamos acceso a todas las bibliotecas y fuentes físicas o digitales, sino que también tengamos la posibilidad de pensar libremente sobre lo que queremos informarnos. Para ello necesitamos liberar también la imaginación, muchos de los medios locales ciertamente tiene una gama de posibilidades reducida. Las radios internacionales tienen una importante labor en abrir este espectro de posibilidades.
Deben ser medios liberadores y no espacio para la coacción, para el cautiverio de ideas, embaucadores, constructores de falsos mitos donde se hace radio sobre estereotipos. Muchas estaciones de radio, de las grandes cadenas radiales en Colombia funcionan –y les va bien- sobre este concepto. Es un concepto comercial, vende muy bien, tiene mucha pauta publicitaria, muchos oyentes cautivos y convencidos. Pero muchas veces ni sus propios productores piensan que es real, saben que no es más que una estrategia de marketing, de posicionamiento, de cantidad de audiencia. Este modelo, que no experimenta más allá de lo ya probado, no es el más liberador de todos. Las radios internacionales no desconocen el beneficio del marketing y no deberían menospreciar en algunos casos su mayor implementación. Sin embargo y contadas excepciones ideológizadas, puede tener como efecto programas más dinámicos, de mayor aceptación e impacto al tiempo que no son ni embaucadores ni constructores de falsos mitos. Quizás por estar por fuera del sistema económico local y en alguna medida del político, es que logran este lugar. Los oyentes de radios intencionales perciben esto en las radios internacionales y por ello es que se sienten más cómodos en estos espacios.
Deben tener una agenda independiente de los demás medios comerciales y locales.
Deben tener una agenda independiente de la del gobierno de turno e incluso de los agentes de la oposición.
Deben ser constructores de historia y no sólo registradores de acontecimientos.
Deben tener en cuenta el valor y la fuerza del lenguaje. Los tipos de lenguaje generan todo tipo de tensiones. Sobre estas líneas de tensión de acomodan los oyentes seducidos por sus formas retóricas, atractivas pero que pueden ser intimidatorios. No se trata de ser aburridos en el uso del lenguaje, se trata de no usar el lenguaje como herramienta de discriminación, dominación.
Los medios deben estar al servicio de la ciudadanía. Cuidar y valorar al oyente, atenderlos y no estar al servicio del poder, pues el poder ya tiene el sus propias vías de control.
Deben rescatar el lenguaje más dialéctico y discursivo, crítico, histórico, demostrativo, explicativo, sin ritualizaciones postizas.
Quizás nuevamente es uno de los motivos por los cuales escuchamos estas radios donde este tipo de coacción por medio del lenguaje es menos evidente o intencionada. Por ello es que aún requerimos de las radios internacionales. No sólo para regocijarnos los pocos o muchos oyentes que puedan quedar, sino para mantener vivos estos preceptos, para extenderlos y motivar a otras estaciones de radio lo hagan, para ayudar a crear nuevos medios que estén elaborados bajo estos principios y bajo una conducción profesional.
Requerimos de las estaciones internacionales para ayudar a empujar a las sociedades al cambio y conciencia social.
Requerimos aún de las estaciones internacionales, pues en los ámbitos locales las muestras son insuficientes. Para los estudiantes de periodismo, para demostrarles que otro tipo de periodismo es posible y para que no salgan a imitar a los modelos prediseñados que trabajan sobre la mecánica de la coacción para la venta.
Los jóvenes de todos los tiempos son muy perceptivos, cada vez más, trabajan en tiempos paralelos como les ha enseñado Internet. Perciben la coacción del lenguaje en cabeza de los medios masivos, pero les falta saber también cómo no repetir estos modelos. La desaparición de los ejemplos provistos por las radios internacionales debido a un fracaso económico o administrativo, no es el mejor mensaje que les podemos dejar.
Los medios masivos comerciales hacen grandes esfuerzos de seducción, casi siempre sobre la misma línea del estereotipo, del cierre de imaginación, de la no argumentación, de la coacción, a-histórico. Pero la percepción aún abierta de los jóvenes a nuevas experiencias liberadoras ve el valor de la radio internacional.
De todas maneras con madurez o sin ella, con medios locales independientes cubriendo agendas olvidadas necesitamos las radios internacionales para alimentar la diversidad de voces.
Soluciones
Que las producciones puedan llegar por medio de las radios locales, en América Latina, por lo menos en Colombia, es una opción. Aún se escucha mucho la radio, tanto en AM como en FM, segmentado esto por clases y grupos etarios.
Llegar a las audiencias por medios locales puede lograr los impactos esperados. Radio Nederland tiene más de 500 estaciones asociadas en América Latina. Se deben reforzar esas alianzas y asegurar que los contenidos prestados por los servicios sean efectivamente emitidos por las estaciones asociadas, bajo el compromiso y conciencia de que se están necesitando y de que se consideran útiles. Lo mismo cabe para Radio Canadá Internacional o Radio Francia Internacional.
El llegar por medio de la Onda Medía se cubriría sobre todo poblaciones rurales, alejadas de centros de emisión que tienen emisoras potentes de frecuencia modulada, abarcando grupos de oyentes de mayor edad. Podria ser una buena iopción para cuba y orttras regiones donde aún el FM no es tan importante. En el caso de llegar por la Frecuencia Modulada se apuntaría a grupos más jóvenes y más urbanos. Por último la selección del tipo de emisora por dónde hacer la retransmisión es importantisima debido a la aún persistente fragmentación de las audiencias que está determinada por los géneros musicales y el tratamiento de los temas.
Toda producción cercana a los jóvenes debe hacerse con calidad profesional. Si bien puede haber empoderamiento de los medios y de los programas de radio por parte de los jóvenes, estos deben hacerse con total profesionalismo. Algunas estaciones comunitarias o alternativas que han recibido algún apoyo de organismos exteriores y que han sido instruidas sobre cómo hacer radio, no logran niveles de calidad en la producción.
Apoyar con instrucción en producción y otro tipo de apoyos como lo hace RFI, apoyo con talleres sobre cómo hacer radio, trabajo arduo emprendido por RNW, o ayudar en la creación de medios de carácter local como lo hace la DW, son ejemplos de experiencia exitosas y otras no tanto. Pero para ello se necesita que la producción de radio continúe. También puede pensarse en el apoyo en la creación o en seguimiento de nuevas radios internacionales en los países de América Latina.
Es cierto que parte de los debates que proponía la radio internacional se han desplazado a la televisión, lo vemos en el caso de la TV5 o de la DW TV. La profundidad de los temas, la ayuda de la imagen puestas en escena, pueden lograr impactos mayores o similares a los de la radio en términos reales, el uso paralelo de la radio, podría apoyar estos cambios.
CESAR AUGUSTO RODRIGUEZ CHARRY
Director de Radio Ciudad Global
Bogotá. Abril, 2012
César A. Rodríguez
Director Radio Ciudad Global
www.radiociudadglobal.com